Para quien no conoce la vergüenza

Me da un poquito de vergüenza ajena cuando las palabras se desdoblan con el fin de quedar como "el bueno". Recuerda: no sólo yo veo las cosas; no es coincidencia que la gente crea que eres una escoria.
No te extrañes cuando tus frágiles cimientos se devasten, pues sin amigos de verdad, no aquellos que posees por obtener algo -como fue conmigo- los sueños son meros espejismos que, así como vienen, se van.

Y sí, quizá haya retrasado el viaje... Más nunca lo he cancelado.

Qué más da: ya saqué nuevos pasajes hacia aquel horizonte infinito. La ruta es larga, pero con buena compañía -con amigos sinceros y desinteresados- la odisea es incomparable, más aún cuando cruzas la meta junto a ellos.
Nos queda poco. Haznos un espacio.

Los míos son variados caminos, muchos sueños por cumplir y en muchas áreas.
Ten cuidado, pues cuando te enfocas sólo en una vía te quedas solo a la vera del camino, ese es precisamente el mismo lugar donde yo esperaré paciente el funeral de quienes creen tener la técnica perfecta, la cual ni ellos fueron capaces de ejecutar al momento de perpetuarla.

Continúa engañando a los demás y a ti mismo...

Sigue haciendo ruido: veamos cuán creíble se vuelve tu eco; cuánto tiempo lo soportará el viento.

Sólo gracias...




Sí, debo confesar que en esta corta travesía denominada "vida" he cumplido varias de mis metas, que aún tengo un par de sueños por cumplir y algunos otros que me arrebataron de las manos.
Pero qué más da: Soy feliz con los que ya están concretos, tengo el ímpetu para seguir en busca de los inconclusos y también poseo la calidad humana de la que carecen aquellos que me robaron la ilusión.
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Si bien en un momento lo culpé de mis más amargos pesares, le agradezco profundamente a Dios, por sobre todo a él, por haber restado de mi vida lo sobrante; sin esas pérdidas -que en un momento fueron inconmensurables- no habría conocido el efímero valor que en realidad tenían, ni tampoco entendería el verdadero significado de la amistad... de verdad.
Agradezco a mi madre, Erica, por enseñarme el valor que puede tener una simple mirada entregada con sinceridad y cariño, o un simple gesto amable con el prójimo sólo "porque sí". Gracias por ser la madre que eres; que no sabes de dolor ni de cansancio sólo para ver una sonrisa al final del día. Gracias por enseñarme el valor del perdón y la sinceridad. Gracias por ser tú y nadie más.
Agradezco a mi hermana, Nikol (Bautizada ante la ley como Bárbara), por ser tan cascarrabias y, a la vez, tan adorable y dulce. Gracias por ser quien se preocupa siempre de ofrecerme un plato de comida cuando llego cansado y hambriento; de ofrecer una taza de té cuando hace frío o cuando sólo quiero conversar. Sin ti mi vida sería muy fome... gracias por darle color a las cosas, incluso cuando las percibimos en blanco y negro.
Agradezco a Andrea principalmente por ser mi otra mitad, mi brújula y mi luz al final del túnel. Cursi pero real.
De seguro ha sido, es y seguirá siendo una proeza escuchar tooodo el día mis tonteras, mis bromas sin sentido; imposible olvidar mis bailes sin coordinación, los cuales miras con una mezcla de risa y vergüenza. En resumen: gracias por amarme y soportarme :)
Y también agradezco a mi padre, Oscar. Si bien eres un pilar ausente dentro de este proyecto de vida, jamás olvidaré los cimientos en los que hoy me sostengo y que construiste con tanto esfuerzo, amor y dedicación. Me enseñaste el verdadero valor que tiene el ser responsable, atento y protector; si bien hoy miro hacia atrás y me lamento por no haber prestado atención y me arrepiento de no haber apagado la TV cuando quisiste hablarme seriamente (aunque costara), te agradezco por seguir acompañándome en sueños. Gracias por venir de vez en cuando para recordarme el acento de tu voz y la cadencia de tu risa. Por darme una nueva oportunidad para decirte cuanto te quiero y te extraño. Si bien no fuiste millonario ni obtuviste un título universitario, eres y seguirás siendo mi ejemplo a seguir. No necesito nada más.

Así también agradezco a cada una de las personas que han pasado por mi vida, pues han dejado una huella en mi alma que hoy me hace recordarlos.
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Por esto y muchas cosas más, cada vez que alguien me diga que no soy capaz, por favor recuérdenme estas líneas y despejen su hombro, así como yo he despejado el mío un millón de veces sin pedir nada a cambio; Recuérdenme que esta travesía recién está comenzando, pero por sobretodo recuérdenme que los sueños sí se pueden cumplir.

Ustedes son parte de este sueño... gracias por estar ahí :)

Sin palabras


... él tenía palabras para defenderse y dar argumentos pero prefirió callar.

Contra toda naturaleza dio las gracias, tomó sus cosas y se fue... para no volver jamás.

Del sueño a la realidad


... Estaba soñando con ella. No recuerdo qué, pero era ella. De pronto sentí un dulce beso en mi mejilla y desperté de forma súbita.
Al intentar abrir mis ojos -que no tenían intención de acompañarme en tan complicada tarea a esas alturas de la mañana- lo primero que vi fue aquella dulce e inocente mirada acompañada de esa sonrisa infantil y espontánea que tanto me fascina. Era ella, pero esta vez contemplándome sin siquiera pestañear. Dentro de mi, me pregunté con una pequeña cuota de vergüenza hace cuánto estaba mirándome...

-Hola, amorcito ¿Cómo amaneció?- me dijo enérgicamente antes de que me pudiera incorporar del todo.
- ...Bien, mi amor - respondí sin que ella supiera el esfuerzo que me llevó hilar aquellas tres palabras con todo el sueño que sentía en ese instante.
- ¿Por qué no vienes a regalonear conmigo un ratito?- me dijo con un tono inmensamente tierno y amoroso; era imposible contestar negativamente.

De inmediato ella se fue a su habitación sin siquiera dejarme responder a tal pregunta. Confieso que quedé un poco desconcertado.
En ese mismo instante me levanté en cuanto pude y fui directo a sus brazos.

¿Sabías que besarte y abrazarte compulsivamente es la mejor manera volver a la realidad?
(L)!!!

Mi regalo...



Sé que no soy un hombre ejemplar y que no merezco grandes lujos ni premios, pero, aún así, la vida me ha dado oportunidades, obsequios varios, pero más allá de eso me concedió un regalo realmente inconmensurable: tu amor.
No sé cómo, cuándo, dónde ni de qué forma me enamoré de ti, sólo sucedió. Créeme, es lo más hermoso que me ha pasado ¿sabes por qué? ¡simple! ¿te lo puedo explicar contándote una historia?

Cuando miré por primera vez tus ojos mi mano iba acompañada de otra piel y lo sabes, pero sin importarme quién estaba tomándola pensé: "si algún día me casara con alguien, me gustaría que fuera con una mujer como ella"... en ese momento sólo pensé en tu voz que se mezclaba con el ambiente sonoro de aquella sala de clases. Sé que siempre recuerdas la primera vez que te lo conté. Precisamente, el haberme dado cuenta de cómo había razonado al contemplar tu dulce e inocente mirada fue mi principal inyección de fuerzas para tomar, hasta ahora, una de las decisiones más importantes de mi vida: Conquistarte.

Debo confesar que a poco andar casi me rindo: el hacerme de tus suaves labios y tu límpida piel me estaba costando más de lo que yo mismo había calculado. Eras un hueso duro de roer xD!

*Una pausa:
Te conozco tanto que sé que mientras leías lo anterior reíste, aunque sea un poquito :P

Aún recuerdo aquel día 13... ¿tú? creo que sí.

Ese primer beso fue maravilloso... perfecto. ¿Te puedo confesar algo? en ese momento supe que seríamos inseparables, que jamás nada nos podría negar amarnos tal y como lo hacemos ahora, con esa comprensión infinita complementada de tantos besos y abrazos sin medida.

Se me hace casi imposible continuar una historia tan larga, detallada y hermosa, que no por nada ya tiene casi 11 meses de vida, pero cada vez que la recuerdo saco la misma conclusión: ayer, hoy y de seguro mañana serán días especiales, ¿sabes por qué?...

porque así como ayer y hoy, mañana podré contemplar una vez más tus ojos, besar tus labios y abrazarte. No necesito ningún otro regalo ni nada más para sentirme especial... para ser inmensamente feliz.

Te amo, Mi vida...
Hasta mañana!

(L)

Historia de un adiós que no fue escuchado...















Hay un dicho que explica que Dios hace las cosas por algo, pero aún no conozco a nadie que sepa qué es ese famoso "algo". Creo que esa falta de información me ha hecho alejarme mucho de él, y aún le pregunto por qué las circunstancias del destino fueron así.
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Corría pleno verano. Eran días calurosos y soleados, donde a la vista de todos -donde me incluyo- parecía todo perfecto. Yo ejercía mi práctica profesional y mi padre trabajaba de noche, paradójicamente yo también lo hacía, destino que llevaría a un desenlace jamás imaginado: A raíz de nuestras ocupaciones, lo pude ver por última vez un domingo 21 de enero, día que yo veía como cualquier otro domingo, con esas tardes de fútbol interminables y la flojera característica incrustada en los poros.
Luego llegó el lunes con esa rutina que entristece hasta a el alma más alegre. Fue así hasta la noche del miércoles 24, cuando cansado después de un día agotador y un par de horas extra me lancé sobre mi sillón preferido cerca de la televisión y el teléfono, en otras palabras, el lugar donde me di cuenta que ni todo el dinero del mundo te puede dar la satisfacción que otorga el simple hecho de sacarte los zapatos después del trabajo.
Fue en medio de un sueño improvisado sobre el sillón cuando sonó el télefono. Contesté. Sentí el imponente ruido de unas maquinarias, e inmediatamente reaccioné: era él. Preguntó por mamá

- no puede hablar… - respondí

Fue ahí cuando se dió el último dialogo entre nosotros. Me preguntó cómo estaba, a lo cual yo respondí con un bostezo. Él rió y me dijo:

- ¿ves que es difícil ganarse la plata?

a lo que asentí con malas ganas. Justo en ese momento escuché los últimos acentos de su voz:

- ya … chao. Anda a acostarte, te tienes que levantar temprano. Recuerda ser puntual y responsable. Se humilde y si te ofenden, agacha la cabeza y sigue pa’ delante no más...

a lo cual respondí un poco desanimado por el sueño, sin imaginar que aquel sermón sería la última lección de vida que recibiria de mi papá.
Y para marcar su estilo irreverente y directo me dijo: "usa condón!!!", a lo cual respondí con una risotada.

me dijo "te quiero", y colgó…

Fué alrededor de las 3:00 am del día 25 del mismo mes, cuando recibí una llamada de mi madre: un llanto desgarrador avisaba que algo no andaba bien. Me vestí, e inocentemente arregle mis cosas de trabajo, sin saber que no trabajaría hasta 2 semanas después. Ella llegó de repente, llorando, y me dijo que "papá había tenido un accidente". Me puse helado, tomé mi mochila y le dije que partieramos, ella me dijo que no podía ir a trabajar, a lo que respondí de manera inmediata con un "por qué"...

fue ahí donde ella me contó todo… creo que ese segundo fué el más largo de mi vida.

Me desplomé de pena, miedo, rabia y de impotencia por no poder hacer nada. Grité, lloré, pero nada iba a cambiar. fue ahí, el 25 de enero del 2007, donde me dí cuenta que mi padre, mi partner, mi consejero y mi amigo ya no estaba conmigo. Había partido sin explicación, sin siquiera darme un abrazo, ni un solo beso de despedida, sin siquiera poder abrazarlo para decirle cuánto lo quería...

... lo que más duele, es que ni siquera sé si me escucha cuando le cuento la falta que me hace.

No sé por qué después de unos días se me vino a la mente la canción de Juanes “un día normal” cuando dice:

“porque nunca sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes, lamentablemente, nunca vuelve”.

Cada vez que recuerdo esta historia, no me queda más que encontrar consuelo en donde no existe, o simplemente sacar moralejas y aprender del dolor. Una de las lecciones que siempre recuerdo es:

"Siempre que tengas la oportunidad de decirle a los tuyos cuánto los quieres… hazlo, porque nunca sabrás si mañana estarán ahí contigo…"

Te Quiero, Papá...
Ojalá algún día podamos tener otra tarde de domingo juntos.

Cuídate...

Novelización de escena: "The Notebook" (Diario de una Pasión)















Este trabajo es un poco más trascendental que una simple redacción para "Cine y guión adaptado". Este trabajo tiene algo muy especial: cada palabra la escribí pensando en esa mujer que me enseña cada dia a amar, a sentir y olvidar lo malo; no por nada use en el texto una frase que me dijiste un día despues de aquella tarde donde nos besamos intensamente, donde nos amamos.

Te amo, Andrea... Recuérdalo.


Alumno: Alexis Bahamondes Mora
Carrera: Periodismo
Fecha: Miércoles 19 de agosto de 2009

“Cine y guión adaptado “
Profesor: Carlos Rodríguez



Era tarde. A lo lejos se escuchaban truenos y corrían vientos de lluvia sobre la inmensidad de aquel lago, los cuales parecían perderse en los enormes riscos que rodeaban el lugar, no era una buena señal. Allie, una joven pelirroja, delgada, con su piel blanca, casi transparente y sus facciones finas y distinguidas, miraba a su alrededor con quietud. Parecía disfrutar cada segundo de la travesía, tratando de no sacar a la luz el nerviosismo que estaba sintiendo en ese preciso instante.


Ella miro a Noah casi exigiendo una explicación. Él era un joven alto y delgado, quizá un par de años mayor que ella. En su rostro tenía una frondosa barba que era testimonio fiel de los años que habían pasado desde su último encuentro en aquel lugar. Respondió con un pequeño dejo de ternura en su cara, casi advirtiendo a Allie de lo que vendría. Mientras remaba miró el cielo, y casi por arte de magia comenzó a llover.

Allie desesperó y con rapidez tomó un pañuelo tratando de cubrirse de la persistente lluvia que caía sin tener mayor resultado. Noah rió fuertemente…

- ¡Noah! – Dijo ella resignándose a la idea de empaparse con aquel aguacero.

El continuó riéndose y ella se sumó de buena gana. Mientras sus cuerpos seguían impregnándose se aquella torrencial lluvia, Allie se inclinó entregándose por completo a aquel mágico momento, el cual sin duda evocaba a su juventud, cuando ambos eran cómplices, compañeros… amantes. Lo miró fijamente, como tratando de encontrar respuestas a aquellas interrogantes que tenía hace tantos años, queriendo descifrar aquel misterio que escondían sus ojos.

El mantuvo el silencio, la miró tan fijamente que podían sentir que estaban hablando sin decir una palabra, que se estaban besando sin tocarse.

La tormenta empeoró. Se podía ver como caían imponentes rayos y la lluvia no cesaba. Al llegar al muelle, Allie salió del pequeño bote rápidamente a buscar refugio, pero antes de llegar a tierra firme volvió al lugar donde Noah aun aseguraba la minúscula embarcación.

- ¡¿Por qué no me escribiste?! – Dijo ella con actitud desafiante - ¡Para mi no había acabado!, ¡te espere por siete años y ahora es demasiado tarde!

El rostro de Noah delataba un total desconcierto, como si no entendiera de qué estaban hablando. Él se acercó disimuladamente y le dijo:

- Te escribí 365 cartas. Te escribí cada día por un año.

- ¿Me escribiste? – Preguntó ella con cierto tono de tristeza.

- ¡Sí! – Dijo Noah… Para mi no había terminado. ¡No ha terminado aún!

Sin siquiera dar espacio para que Allie respondiera a aquella confesión, se acerco fugazmente y la besó. Él tomó su cabeza evitando separarse de aquellos labios te tantos años había extrañado.


Luego la llevó a casa, casi sin darse cuenta de cuánto había demorado en hacerlo; Seguía besándola intensamente. En su afán de impregnarse de ella, de su olor y de su aliento, la llevaba por los pasillos de tumbo en tumbo, convirtiendo cada pared y cada rincón en un lugar perfecto para amar.

Junto a la puerta que daba de entrada a la cocina hicieron una pequeña parada. El la aprisionó contra la pared, ella no opuso resistencia: se entregó a aquel juego, que sin duda, era un fuego más que peligroso, pero en el cual ella quería desfallecer.

Comenzaron a desvestirse como si quedaran sólo algunos minutos de respiración. Él la tomó entre sus brazos y continuó aquel intenso viaje hasta su cuarto, y al mismo tiempo ella seguía desvistiéndose mientras se perdía en el cuello de Noah.

Al llegar, él se posó sobre su cuerpo mientras seguía besándola intensamente. Pero sin mayor advertencia se levantó, la miró sin decir palabra y siguió la interminable tarea de desnudarla por completo. Al terminar, volvió a alojarse en el pecho de su compañera y comenzó a hacerle el amor.

Sus cuerpos se fusionaron, empezaron una danza que ellos mismo habían inventado… comenzaron a bailar intensamente, deshaciéndose de aquel gran deseo que tenían ambos de sentirse amados, de sentirse juntos.

Luego de haber concluido aquella hermosa y afanada conjunción, ella quedo mecida al filo del lecho, con su cuello colgando. Mantuvo el silencio por algunos segundos y comenzó a reír…

- Debes estar bromeando – dijo con una pequeña cuota de sarcasmo.

- ¿De esto me perdí todo este tiempo? Continuó diciendo, mientras se incorporaba y apoyaba su brazo con el fin sostener la cabeza con una de sus manos.

Él volteo a mirarla, mientras su cara acusaba cansancio. Ella lo miró fijamente, y junto con una pequeña y sugerente sonrisa se abalanzó sobre el pecho de Noah…

- Hagámoslo otra vez…

Él se dejó llevar.