Para quien no conoce la vergüenza

Me da un poquito de vergüenza ajena cuando las palabras se desdoblan con el fin de quedar como "el bueno". Recuerda: no sólo yo veo las cosas; no es coincidencia que la gente crea que eres una escoria.
No te extrañes cuando tus frágiles cimientos se devasten, pues sin amigos de verdad, no aquellos que posees por obtener algo -como fue conmigo- los sueños son meros espejismos que, así como vienen, se van.

Y sí, quizá haya retrasado el viaje... Más nunca lo he cancelado.

Qué más da: ya saqué nuevos pasajes hacia aquel horizonte infinito. La ruta es larga, pero con buena compañía -con amigos sinceros y desinteresados- la odisea es incomparable, más aún cuando cruzas la meta junto a ellos.
Nos queda poco. Haznos un espacio.

Los míos son variados caminos, muchos sueños por cumplir y en muchas áreas.
Ten cuidado, pues cuando te enfocas sólo en una vía te quedas solo a la vera del camino, ese es precisamente el mismo lugar donde yo esperaré paciente el funeral de quienes creen tener la técnica perfecta, la cual ni ellos fueron capaces de ejecutar al momento de perpetuarla.

Continúa engañando a los demás y a ti mismo...

Sigue haciendo ruido: veamos cuán creíble se vuelve tu eco; cuánto tiempo lo soportará el viento.